Una incubadora de empresas es un programa que da a las empresas en su primera fase acceso a tutoría, inversores y otros apoyos para ayudarles a establecerse.

Las incubadoras de empresas trabajan con empresas en sus primeras etapas para ayudarlas a superar su fase embrionaria. Ofrecen apoyo y asesoramiento a las nuevas empresas que tienen una idea prometedora, así como a los emprendedores que aún están en la etapa de idea.

Las incubadoras de empresas están diseñadas para ayudar a los innovadores en sus primeras etapas a lograr un producto mínimo viable (MVP) y crear un plan alcanzable para llevar ese producto al mercado. Si una empresa emergente ya ha desarrollado un MVP o ha lanzado su producto, probablemente no califique como candidata para una incubadora. Una aceleradora de empresas es más adecuada para aquellas que se encuentran en una etapa avanzada de desarrollo.

Además de oportunidades de inversión y tutoría, una incubadora de empresas ofrece a las empresas jóvenes acceso a recursos logísticos y técnicos, así como a espacio de oficina compartido.

Como cada empresa se desarrolla a su propio ritmo, un programa de incubación puede durar desde varios meses hasta algunos años. En todos los casos, el objetivo es brindarles a las empresas emergentes las herramientas y el conocimiento que necesitan para valerse por sí mismas.

Algunas incubadoras operan como organizaciones sin fines de lucro, mientras que otras proporcionan capital inicial y apoyo a cambio de posiciones de capital (es decir, propiedad) en las empresas.

Una incubadora ayuda a un emprendedor a poner orden en su casa antes de comenzar el proceso de comercialización de la tecnología que está desarrollando.

Nicolas Castonguay
Gerente de Cuentas Senior, Industria Tecnológica, BDC

¿Cómo funcionan las incubadoras de empresas?

En Canadá existen muchos tipos de incubadoras de empresas. Algunas se centran en ayudar a empresas en sus primeras etapas de una industria específica, mientras que otras están afiliadas a una universidad, como la DMZ de la Universidad Metropolitana de Toronto, The Forge en McMaster o The Bridge en Dalhousie.

“A menudo, existe una buena sinergia entre una universidad y una incubadora afiliada a esa institución”, afirmó Nicolas Castonguay, gerente de cuentas sénior de la industria tecnológica de BDC. “Si una universidad tiene una incubadora muy exitosa, ayudará a atraer estudiantes a la universidad, especialmente a aquellos que podrían querer iniciar su propio negocio y eventualmente necesitar los servicios de una incubadora”.

También hay que hacer una distinción importante entre incubadoras con fines de lucro y sin fines de lucro. Una incubadora con fines de lucro recibirá capital en especie de sus clientes de cartera, lo que significa que eventualmente se convertirán en copropietarios de la empresa.

El hecho de que una incubadora posea acciones de una empresa emergente puede ser positivo, ya que les interesará seguir ayudando a la empresa una vez que haya finalizado el programa de incubación. Por otro lado, esto podría tener un impacto en las futuras valoraciones y podría resultar costoso, especialmente para las empresas emergentes que pasan por varios programas de incubación al principio.

Independientemente de su especialidad o modelo de ingresos, las incubadoras de empresas ofrecen una variedad de servicios a quienes son aceptados en sus programas. Estos servicios normalmente incluyen acceso a:

• Mentores que tienen una valiosa experiencia en la industria o que han creado y ampliado empresas emergentes
• Coaching empresarial y soporte técnico
• Asesoramiento estratégico sobre planes de crecimiento, incluida la contratación, el desarrollo empresarial y la producción
• Inversores en etapa inicial a través de “días de demostración” y otros eventos
• Servicios en especie, como espacio de oficina

A menudo, estas organizaciones cuentan con un “emprendedor residente”, cuya función es ayudar a las empresas del programa de incubación a encaminarse hacia su MVP, señalando los obstáculos que se encuentran en el camino y algunas posibles soluciones. Este asesoramiento inicial puede ayudar a los fundadores a pensar como empresarios.

Incubadoras vs. aceleradoras

Su necesidad de una incubadora o un acelerador dependerá del estado en que se encuentre su empresa en su desarrollo.

La principal diferencia entre las incubadoras y las aceleradoras es la etapa de las empresas emergentes con las que trabajan. Mientras que las incubadoras tienden a centrarse en las etapas más tempranas, incluso trabajando con emprendedores en la etapa de la idea, las aceleradoras tienden a elegir empresas que son un poco más maduras. Por ejemplo, si su empresa emergente ya tiene clientes o productos y servicios disponibles para la venta, es posible que le convenga más un programa de aceleración.

“Los servicios que los emprendedores suelen disfrutar en una aceleradora también pueden ser diferentes. Al igual que las incubadoras, las aceleradoras brindan asesoramiento estratégico y tutoría experta de profesionales experimentados, así como oportunidades de capacitación empresarial”, agregó Castonguay.

Es posible que las empresas emergentes que participan en una aceleradora ya hayan recibido inversiones previas de amigos y familiares. Por lo tanto, el espacio de oficina en especie y el acceso a ciertos servicios técnicos pueden no ser necesarios para ellas.

En algunos casos, una sola organización puede ofrecer incubación y aceleración bajo el mismo techo, pero estos se realizarían en programas separados que corresponden a las necesidades de las empresas en diferentes etapas. Centech, en Montreal, es un ejemplo, y Communitech, en Waterloo, otro. Otras, como Creative Destruction Lab, con sede en Toronto, ofrecen conocimientos especializados específicos en múltiples industrias en varios lugares del mundo.

¿Funcionan las incubadoras de empresas?

El ajuste es un factor clave para garantizar que un empresario saque el máximo partido de una incubadora. Las empresas en fase de ideación que buscan este tipo de apoyo deberían comparar diferentes incubadoras antes de decidir cuál es la adecuada para ellas.

Algunas de las preguntas clave que los empresarios deben hacer a una incubadora son:

• ¿Se necesitará capital en mi empresa de nueva creación y, en caso afirmativo, cuánto?
• ¿Quién en su red podría darme los consejos que necesito para poner en marcha este negocio?
• ¿Tiene fuertes vínculos con mi industria?
• ¿Qué dicen sus ex alumnos sobre sus beneficios?
• ¿Está en el radar de los inversores en mi campo?
• ¿Qué honorarios están asociados con él, y tengo los recursos para asumir esto actualmente?
• ¿Ha habido cambios significativos en su currículo recientemente y, en caso afirmativo, por qué?

“Participar en un programa de incubación que se ajuste a sus necesidades sin duda le dará a su empresa una ventaja, pero no es garantía de éxito a largo plazo”, afirma Castonguay, señalando que aproximadamente el 90% de las empresas emergentes fracasan.

En esencia, las incubadoras ayudan a los emprendedores a comprender sus puntos ciegos y ofrecen conceptos básicos sobre cómo dirigir una empresa. Esas lecciones de negocios y el potencial de establecer contactos son a menudo lo que podría ayudarlo a llevar su empresa emergente al siguiente nivel.

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